sábado, 1 de enero de 2022

ÉRASE UNA VEZ

 

Fotografía del autor

Hoy me gustaría ver el nuevo amanecer desde la perspectiva taoísta de un Bloque Intacto, de una colosal roca dispuesta a ser moldeada. Para ello, la línea que separa el ayer del hoy deberá ser nítida; no una convención o un número, sino el ciclo natural que queda claramente definido por la sucesión del día y de la noche, del ruido y del silencio.

Aunque para moldear desde la serenidad, para sortear discretamente la ansiedad de la “hoja en blanco” es mejor acometer la tarea con el ardiente espíritu desposeído de expectativas de un niño. Con las manos en la masa, disfrutando del impulso creativo y sin pensar en el resultado la experiencia se concentra en el hecho de moldear y nada más, de notar una materia dúctil como promesa de algo, es decir como un “no ser” que ampara todo un universo abierto de posibilidades.

Pero lo cierto es que ya no somos niños y nuestras manos son guiadas por el aliento de todo un vendaval de recuerdos que dan forma al Bloque sin ser muy conscientes de ello. Lo que nos coloca exactamente en este punto incómodo e infecundo, atrapados entre lo que fuimos y lo que hemos de ser.

Bienaventurados, pues, los extraviados en la inmensidad del presente, sin el menor temor a fiar la suerte del momento a algún tipo de ritual que les devuelva el niño que escondemos dentro, detrás de capas y capas de ser, de haber sido. Bienaventurados los buscadores de recuerdos imprecisos, desde la precisión de un artefacto que les conecte definitivamente al intérprete inmaduro y sutil, a la memoria del primer descubrimiento. Bienaventurados los poseedores del mapa de todos los más íntimos despertares, pues con cada uno de ellos hallarán un marcador precioso, como una aguja clavada en el corazón de ese instante previo al suceso, que han de recobrar con la melodía exacta. Siempre esa melodía evocadora. Porque no hay mayor tesoro.

Y de este modo, encarar de nuevo el amanecer invocando la solemnidad de un relato fascinante y revelador, con un “érase una vez”, para rescatar ese yo que fuimos justo antes de ser yo.