lunes, 1 de noviembre de 2021

COMPLICARSE LA VIDA

 

Foto Pilar Barrachina

Seducir al ser amado es complicarse la vida.

Creer en alguien por primera vez es complicarse la vida.

Sentarse junto al solitario sin perturbar su silencio es complicarse la vida.

Manejar palabras sin censura es complicarse la vida.

Ansiar conocimiento es complicarse la vida.

Reconocerse limitado es complicarse la vida.

No creer en Dios es complicarse la vida.

Amanecer un nuevo día es complicarse la vida.

Abrir la primera página de un nuevo libro es complicarse la vida.

Marcharse a vivir a un pueblo es complicarse la vida.

Mantener contacto con los viejos amigos es complicarse la vida.

Sentir el dolor de los demás es complicarse la vida.

Decir no es complicarse la vida.

Defender la vida, toda manifestación de vida, es complicarse la vida.

Ayunar es complicarse la vida.

Ser dueño de tus silencios es complicarse la vida.

Amar sin esperar ser amado es complicarse la vida.

Definirse diferente es complicarse la vida.

Comprometerse es complicarse la vida.

Reconocer los errores es complicarse la vida.

Dejarlo todo y volver a comenzar es complicarse la vida.

Perseguir un sueño es complicarse la vida.

Afrontar temores y fobias es complicarse la vida.

Abrir las puertas de tu casa es complicarse la vida.

Tener criterio propio es complicarse la vida.

Denunciar a los sometedores y a los saqueadores es complicarse la vida.

Hacerse mayor es complicarse la vida.

Cuidar de un planeta enfermo es complicarse la vida.

Subir al Kilimanjaro con muletas es complicarse la vida.

En fin, ir contra corriente es complicarse bastante la vida.

No conozco a ninguna madre, a ningún padre que deseen para sus hijos una vida llena de complicaciones. Bien al contrario. Estamos obsesionados con la seguridad, el confort, el éxito de nuestros descendientes. Y, en el fondo, secretamente, deseamos descansar en el futuro nuestros macilentos huesos en esa estabilidad y esa opulencia, sin importarnos las posibles contraindicaciones. Pero lo cierto es que no complicarse la vida en absoluto nos debilita de manera irremediable, nos convierte en seres abyectos, innobles, anodinos, tristes, prescindibles, peligrosos.

Si de verdad queremos buscar la belleza, honrar lo estimable, cultivar un futuro mejor o, sencillamente, dignificar cada minuto de cada día, no hay otro camino. Y para ello necesitamos madres y padres valientes. Que tengan la generosidad de criar vástagos con el arrojo suficiente para querer complicarse la vida, sin miedo a ser diferentes. Con la única misión de lograr vivir intensamente. Aunque todo ello no sea nada fácil.