martes, 1 de septiembre de 2020

EL SOL DE LA INFANCIA

 

Fotografía: José Antonio López Salvador

Afortunadamente en toda regla hay excepciones, y a veces se produce el proceso inverso, de modo que la ciudad, la lógica, el progreso devuelven a nuestra frágil convivencialidad algunas almas castigadas por la subordinación y los diversos tóxicos.

Son almas que buscan entre nosotros los paraísos perdidos de su infancia, aunque la infancia fuera de sopa de ajo, sol inmisericorde sobre los parrales, pulgas atravesando desde las cuadras hasta los dormitorios, jugar a las balsicas o escapar calle abajo rodando como un ovillo.

Buscan el calor de un hogar que se alimenta todavía de los acorazados recuerdos de una madre ya anciana, una madre omnipresente. Aunque de los recuerdos no es bueno fiarse, porque siempre acaban rescatando el rastro de las más sentidas ausencias.

Sospecho que por todo eso y algunas cosas más volvió Pepe a Instinción, después de haber recorrido todo el mundo clavando su obstinación en el suelo a cada paso. Y es que este es sin duda un caso muy particular.

Veréis, hay personas que se pasan la vida buscando un porqué. Otras, sin embargo, aun teniendo más razones que un santo para pedir explicaciones de todo tipo de contrariedades, sólo dedican tiempo y coraje a preguntarse cómo. Cómo caminar, cómo subir a lo más alto, cómo enamorar a esa chica, cómo restañar las heridas de Gaia, cómo salvar un expediente laboral, cómo devolver la dignidad a un pueblo, cómo transformar el rostro del dolor, cómo regalar una palabra bonita, cómo devolver a la vida más vida. Dicho de otro modo: navegar entre lo posible y lo no imposible.

No importa que todos piensen que "una vez causada la inflamación en las neuronas motoras de la médula espinal y del cerebro se llegue a la parálisis, atrofia muscular y muy a menudo la deformidad". No importa que todos piensen que ascender legendarias montañas sea un ejercicio de futilidad sin sentido. Corpore sano in mens sana. Lo primero es lo primero, bien entendido.

La vida puede ser una verdad a medias, un amasijo de dudas y desesperación entre las ruinas de una pandemia, por ejemplo. Pero también puede ser un horizonte de posibilidades que espera un caminante con la suficiente audacia como para comprender que el verdadero camino no se acaba nunca. Así avanza Pepe, rescatando fundamentos irrenunciables de esperanza. Y a veces, incluso se acerca un poco más al sol, y desde la cumbre de la determinación se atreve a preguntarle ¿por qué no?